La Fundación Celarg en el banquillo de los acusados

por: Alexandra Mulino

Los Estados Unidos
y la Guerra de Cuarta Generación

A partir del 4 de julio de 1776 la política exterior de los Estados Unidos de Norteamérica, se ha asentado sobre bases inmorales. En nombre de la supremacía blanca anglosajona han importado a otros paralelos −en su área de influencia y en otros espacios geopolíticos− modelos de gobiernos antitéticos a otros tipos político-administrativos que no respondiesen a sus intereses económicos, políticos, culturales y sociales.

Después de la denominada, comúnmente, Segunda Guerra Mundial, se alza como el gran ganador de la contienda bélica (invisibilizando la gesta heroica de la Unión Soviética); a partir de ese momento, en el marco de la trasnacionalización del capital, anexa a sus intereses geopolíticos, entre otros paralelos, a América Latina como proveedores de materias primas y consumidores de sus manufacturas. El consumo de sus productos impuso la cultura de las trasnacionales. Por lo tanto, la penetración cultural “chatarra” había requerido de aliados tácticos a su servicio: canales de televisión, productores de cine y artes en general, autoridades universitarias, élites intelectuales, religiosas, etc., a fin de legitimar su poderío político.

Bajo el modelo de desarrollo hacia afuera como en el de sustitución de importaciones, América Latina había quedado a merced de los intereses geoeconómicos y geopolíticos estadounidenses; asunto que fue en detrimento de las normas y los valores de soberanía y autodeterminación de los pueblos; la lucha contra la ideología marxista y todas sus variantes inspiradas en la Revolución Bolchevique, como en otros movimientos de izquierda, se acentuó durante la llamada Guerra Fría (Estados Unidos vs. Unión Soviética).

Durante ese tiempo, periodo de posguerra hasta bien entrado los años ochenta, las distintas administraciones yanquis apelaron a la lógica de la guerra simétrica en contra de los movimientos sociales y políticos que luchaban por la liberación nacional; el emblemático Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad, conocido como la Escuela de las Américas (1946-1984), estuvo ubicado en la zona del Canal de Panamá, graduando a casi setenta mil militares según manuales de torturas que comprendían técnicas de contrainsurgencia, asesinatos, persecuciones, extorsión, guerra psicológica, entre otras aristas por el estilo. El gobierno del Partido Republicano de Ronald Reagan, en el año de 1984, reinició las actividades de este instituto con el nombre de Escuela de Entrenamiento y Doctrina del Ejército de los Estados Unidos. Luego, en el año 2000, el gobierno de Bill Clinton cerró dicha escuela, pero en contrapartida, el 17 de enero de 2001 se fundó el Instituto de Defensa para la Cooperación de Seguridad Hemisférica.

A principios de la década de los años setenta del siglo xx, las formas de acumulación del capital global, a objeto de evitar la caída tendencial de la tasa de ganancia, relativizó de tal manera la obtención de plusvalía que entramos en la era de la nanotecnología. Este viraje se hizo evidente a finales de los años noventa, ya sin el contrapeso de la URSS. En los albores del siglo xxi, la racionalidad digital ha intentado desplazar el trabajo “vivo”; en consecuencia, en el área geopolítica dominada por el hegemón estadounidense, el trabajo “muerto” adquirió una gran relevancia en detrimento de los trabajadores, si bien esta realidad también impactó la racionalidad castrense en torno a la seguridad y defensa hemisférica. A partir de ese momento, la Guerra de Cuarta Generación hizo su entrada en escena.

A decir de Sergio Mario Guilli:

La Guerra de Cuarta Generación es una combinación de Guerra Asimétrica, Guerra de Baja Intensidad, Terrorismo de Estado, Terrorismo, Contraterrorismo, Operaciones Encubiertas y puede disfrazarse de Guerra Popular. Las estrategias de combate son irregulares, incorporan las acciones de propaganda, desinformación, sobreinformación, manipulación de los medios. Si bien, conserva el combate cuerpo a cuerpo1.

Al respecto, el intelectual argentino refiere que la lógica de la guerra asimétrica privilegia la guerra psicológica, básicamente soportada en la tecnología digital: internet, redes sociales, correo electrónico, etc., aunque sin perder de vista la estructura organizativa de una guerra simétrica:

Existe un interesante paralelo entre los elementos de la guerra convencional y los de la guerra psicológica:

  • Infantería: rumor, grupos operativos de calle o en redes sociales individuales.
  • Artillería: periódicos, radios.
  • Misiles estratégicos intercontinentales: Hollywood y las grandes producciones fílmicas, Netflix, Amazon.
  • Bases fortificadas: iglesias, universidades, tanques de pensamiento estratégico2.

Sobre la base de esta lógica político-militar, el actual representante de la Casa Blanca, el republicano Donald Trump, ha emprendido una gran arremetida financiera y mediática contra los gobiernos progresistas de América Latina; Nicaragua y Venezuela han sido los más afectados; Cuba lleva más de 50 años en medio de una guerra sin cuartel; otras naciones han sido penetradas hasta convertirlas en gobiernos títeres como los de Ecuador y Bolivia; además, de las alianzas establecidas con gobiernos narco-políticos y fascistas como los de Colombia y Brasil con la finalidad última de desestabilizar gobiernos antiimperialistas de la región.

La Guerra Asimétrica emprendida por el imperialismo estadounidense contra Venezuela, tiene muchos ángulos, pero la psicológica, de muy baja intensidad, ha calado con fuerza en el ámbito de la pequeña burguesía, incluyendo en algunos estratos del proletariado urbano y rural. En efecto, bajo el esquema económico del desarrollo hacia adentro, los valores de los llamados sectores medios son altamente consumistas; para esta capa social el consumo suntuario es sinónimo de democracia y por reflejo es a lo que aspiran algunos integrantes de los sectores populares; de esta manera, la guerra simbólica acompañada por el bloqueo financiero concreta la tesis del hegemón: “En el socialismo se pasa hambre”; “los socialistas implantan gobiernos para pobres”, etc., asunto corroborado por éstos ante la carestía propiciada por el embargo económico, comercial y financiero, además del bombardeo comunicacional negativo.

En este marco ideológico-político, la Guerra de Cuarta Generación también alcanzó a los centros culturales del Estado; desprestigiar prácticas culturales de las instituciones públicas forma parte de este tipo de acciones “bélicas”; por lo tanto, el Centro de Estudios Latinoamericano Rómulo Gallegos (Fundación Celarg) no ha sido la excepción de la regla.

El Universal

Guilli, en su libro sobre la guerra psicológica en América Latina, subraya que parte de la artillería pesada del hegemón consiste en manipular la opinión pública a través de rotativos prestigiosos.

El periódico caraqueño El Universal fue inaugurado por el poeta y escritor Andrés Mata y Andrés J. Vigas en el año de 1900. Durante más de cien años fue uno de los diarios más leídos en el país, hasta que en el año 2014 fue anunciada la venta de buena parte de sus acciones a la empresa española Epalisticia.

La derecha venezolana e internacional elucubraron hipótesis de todo orden, la más notoria afirmaba que la empresa Epalisticia ha consistido en una mampara del “chavismo” y el “madurismo” a fin de controlar a los medios de comunicaciones a su favor; si bien, su primer presidente, el ingeniero Jesús Abreu Anselmi, «aseguró en una reunión, según redes sociales y medios locales, que no había ningún cambio en la postura editorial de El Universal y que el comprador no tiene relación con el gobierno»3; aunque el nieto del fundador Andrés Mata Osorio informó que «el producto sigue siendo el mismo. Una palestra donde las diferentes tendencias políticas nacionales tienen sus respiraderos»4.

En relación a la opinión de Mata Osorio, llama la atención el ataque orquestado desde ese periódico contra los escritores que participan en la XX edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. Desde esa “palestra” enviaron una serie de preguntas a los concursantes:

  1. ¿Quién decidió su participación en el premio: Ud. o la editorial?
  2. Lamentablemente la vinculación política del premio al régimen chavista ha provocado su desprestigio. ¿Ud. cómo participante qué opina de esto? ¿Cómo escritor que significa este premio?5

Respecto de las interrogantes, es de suma importancia comprender cómo funcionan las operaciones psicológicas conocidas como OPSICs. A decir de Guilli:

Las OPSICs son actividades psicológicas planeadas en paz, crisis y guerra con el fin de influir en las actitudes de las audiencias que afecten al logro de los objetivos militares y políticos. Las audiencias consideradas como objetivos pueden ser poblaciones civiles y militares. La finalidad de las OPSICs es la de debilitar la voluntad del adversario, reforzar la moral de las fuerzas propias y ganar el apoyo de los neutrales. Para ello, requieren:

  • Misión claramente identificada.
  • Capacidad para analizar y evaluar a los blancos de las mismas y los efectos producidos.
  • Rápida ejecución.
  • Disposición de medios de comunicación fiables.
  • Adaptabilidad a contextos cambiantes6.

En efecto, desmoralizar y avergonzar a los concursantes del XX Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos fue el objetivo a alcanzar; es decir, lograr el galardón ofrecido por un gobierno de izquierda oprobioso y dictatorial, resta de seguro prestigio: ¿valdrá la pena?; esa fue la sensación que intentaron “inocular” en el subconsciente de los escritores en competencia.

Tanques del pensamiento estratégico de la derecha

La base fortificada de la Guerra de Cuarta Generación requiere de tanques del pensamiento estratégico de la derecha a objeto de criticar, denigrar y doblegar la voluntad de otros intelectuales que no compartan sus puntos de vista políticos.

El 29 de julio de 2020, Daniel Gigena del diario argentino La Nación, publicó un artículo titulado «Rómulo Gallegos: califican de “chavista” al premio y critican a los escritores que participan»7; en el texto el autor expone las opiniones de algunos intelectuales de la derecha que sin rubor alguno desprestigian a autores y jurados del famoso galardón promovido por la Fundación Celarg. En relación al evento de este año 2020, donde concursan «197 novelas de diecisiete países publicadas entre 2015 y 2019…»8, el citado periodista menciona algunos nombres representantes de esa derecha neoliberal que desprecia el debate de las ideas y la autodeterminación de los pueblos; en el caso del venezolano Rodrigo Blanco Calderón, ganador del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa en el 2019, por su novela The Night, expuso en un tuit que «basta ver la lista de obras concursantes para ver que el Premio Rómulo Gallegos se ha convertido en un hotel para turistas de la dictadura chavista»9. Además refirió a otros autores que comparten el criterio político-ideológico de Blanco Calderón: «Yolanda Pantin, Juan Carlos Chirinos, Jacqueline Goldberg, Leonardo Padrón, Juan Carlos Méndez Guédez y Antonio López-Ortega, entre otros»10.

Dulce María Ramos del periódico El Universal de Caracas, había escrito que «varios autores venezolanos (…) han denunciado por la red social Twitter que los escritores que están participando en el premio, con este hecho, apoyan el actual régimen…». A esto añadió: «… llama la atención la participación de escritores venezolanos que no son tan conocidos en el ámbito literario, además, publicados por las editoriales del Estado: Fundarte y El Perro y la Rana o bajo figura de la autopublicación»11.

En el caso de la periodista Ramos, es doloroso y notorio su comentario antivenezolanista y neocolonial; es decir, si trata de sellos editoriales europeos o de otras latitudes entonces estamos ante grandes publicaciones, si consiste en editoriales venezolanas como, por ejemplo, Fundarte, entonces las obras publicadas carecen de calidad.

Es innegable la huella de la Casa Blanca donde su actual inquilino mueve los hilos de esta gran embestida que no rendirá frutos por la alta valía intelectual del jurado del XX Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos (integrado por la venezolana Laura Antillano, el argentino Vicente Battista y el colombiano Pablo Montoya), además de la excelencia de todos los escritores inscritos, aspirantes de tan acreditado laurel.

Premios Nobel de la Paz:

Barack Obama (2009)

y Juan Manuel Santos (2016)

Tres citas para reflexionar:

«El presidente Juan Manuel Santos viajó a Washington para conmemorar el 15 aniversario (del Plan Colombia)…»12.

«El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que va a solicitar al Congreso un “incremento significativo” de los recursos destinados para el post-conflicto en el presupuesto para el año fiscal 2017»13.

Ambos ex mandatarios fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz…

¿Goza de credibilidad este trofeo?

Leamos:

Para el historiador Oto Higuita no hay duda de la participación e injerencia del gobierno de los Estados Unidos en el conflicto armado porque de este plan saca muchos beneficios como la alianza de Colombia para seguir con el TLC (Tratado de Libre Comercio), la extracción de petróleo, carbón, oro y minerales estratégicos14.

1 Sergio Mario Guilli, Guerra psicológica, ELAF, Argentina, 2020.

2 Ibíd., p. 3.

3 Deisy Buitrago y Eyanir Chinea. «Firma española toma el control de diario El Universal de Venezuela, dice mantendrá línea crítica al Gobierno», 5 julio de 2014, Ita.reuters.com

4 Íd.

5 «Denuncia campaña internacional contra participantes del Premio Rómulo Gallegos», Ciudadccs.info, 25 de julio, 2020.

6 Sergio Mario Guilli, ob. cit.

7 Daniel Gigena, «Rómulo Gallegos: califican de “chavista” al premio y critican a los escritores que participan», lanación.com.ar, 29 de julio, 2020.

8Íd.

9 Íd.

10 Íd.

11 Íd.

12 «¿Qué es realmente el Plan Colombia?», 3 de febrero de 2016, http: //wp.telesurtv.net.

13 Íd.

14 Íd.

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