“Poesía en voz baja” presenta al escritor Rafael Castillo Zapata

SUMARIO

El profesor de la Escuela de Letras de la UCV, miembro de fundador del grupo Tráfico e investigador de la Casa de Rómulo Gallegos compartirá una muestra de su obra literaria

El espacio “Poesía en voz baja” presentará al escritor Rafael Castillo Zapata, el miércoles 29 de mayo de 2019, a partir de las cuatro de la tarde, en la Sala Experimental Sótano 3 de la Fundación Celarg, con entrada libre.

Rafael Castillo Zapata (Caracas, Venezuela, 13 de febrero de 1958) es poeta, ensayista y crítico literario. Es investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, donde lleva adelante una investigación sobre las vanguardias latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX.

Es profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela y cuenta con maestría en Estudios Literarios de esa casa de estudios. Ha sido profesor invitado en Brown University (1993) y en Rutgers University (2006). Fue integrante fundador del Grupo Tráfico (1981) y de la Editorial Pequeña Venecia. También fue miembro del grupo Guaire. En esos tiempos escribió “Árbol que cree torcido” (1984), el primero de sus poemarios, seguido de “Estación de tránsito” (1992) y “Providence (1995)”.

Además de esas obras es autor de los ensayos “Fenomenología del bolero” (1990); “El semiólogo salvaje” (Premio Fundarte de Ensayo, 1997); “Un viaje ilustrado” (1997); “Harar y la rodilla rota” (2006); “El legislador intempestivo” (2006); “Rostros y miradas: Conferencias sobre el autorretrato en Venezuela” (2007); “Harar y la rodilla rota” (2007); “Estancia” (2009); “La espiral incesante: Lezama y sus herederos” (2010). En 2012 publicó el primer volumen de sus diarios de viajes “Travesías I. La relación infinita. 1990-2010”. En 2013 se publicaron los dos primeros volúmenes de sus diarios literarios, “Tratados I. La tentación de escribir” y “Tratados II. Las palabras y los días”.

En voz baja

“Poesía en voz baja” es un espacio plural en el cual los escritores comparten sus creaciones. Su moderador, Alejandro Bruzual plantea lo siguiente: “Queremos devolver la poesía a lo ritual, ir en busca entre un espacio, la palabra y el silencio. Exponernos al ritmo oral de la creación. Oír la voz portadora de significados escondidos en la palabra escrita. Propiciamos el recorrido con la experiencia literaria del poeta. Asistir a su propia historia de la palabra, a través de una selección personal y autobiográfica. Ir desde textos primeros hasta los más recientes. Visitar sus libros, sus poemas, sus deseos”.

Poemas de Rafael Castillo Zapata

I

A mí la poesía

me viene de mi madre

que más que nada fue costurera

pero escribía poemas en secreto

y lloraba en verso sus amores contrariados

Copiaba a Nervo y a Darío en cuadernos empastados

con una perfecta caligrafía enamorada

hay lágrimas por eso en sus cuadernos

lloviéndole la tinta a cada rato

hay zanjones hechos con la pluma en cada página rota

acaso por la desesperación de amar a su novio tanto

entre el ruido aplacado de la Singer y las rimas de Bécquer.

Victoriosa en su llanto

porque antes las mujeres se defendían así

a fuerza de llanto y de morir calladas

un poco más de mundo digo yo

y un poco más de escuela

hubieran hecho de ella

una Juana de Ibarbouru mía

una Gabriela Mistral en casa

una Enriqueta Arvelo

una Alfonsina Storni en la familia.

II

De tanto estar en azoteas de pequeño

llevando sol entre la ropa tendida en lo más alto

es que deben venirme estos relumbrones de la mente sin aviso

estos encandilamientos que me dan de golpe y me devuelven

a los perros poderosos que tuvimos / cazadores callejeros

Pizzirilo y Negrito y sus ladridos claros

devoradores de chancletas de cálidos hocicos

o a los papagayos y a la pepa y palmo

y al rayo y caballito que jugamos

en un patio de tierra al fondo / sin coleo y sin temor

o al viejo Dogde de dos puertas vino tinto / que teníamos brillando

del lavado del domingo y del pulirlo afuera

sobre la acera larga del frente familiar

y al mecánico toero de mi padre oficinista

metido siempre de cabeza / entre las tuercas y la lata

bajo el capó meditabundo

hay grasa en las bujías falla el freno

el trueno acelarado el croche / el ruido ronco del escape del motor

o a la pinta de las FALN borrosa me devuelven a los tiros

pidiendo libertad para Fabricio Ojeda sobre un muro en letra roja / guerrilleros

y al Tome Hit de la bodega de un costado

un muchacho en una esquina / fuma un Lido

y a las carruchas despeñándose por esas calles en bajadas / a los patines

y a los asaltos al abastos

y al métase temprano para adentro / a los domingos

del Cine Avila y cotufas y de sol

y a un primo de uno entonces / melenudo y callejero

lo agarra en una redada La Recluta y se lo lleva por bandido

por andar jugando de noche hasta tan tarde

en una de esas legendarias

caimaneras de béisbol

y aquella noche se traga amarga la mortadela frita

porque el que falta no llega / el compañero fijo

el jonronero el todo el goleador

y se juega ludo bajo la lámpara monopolio bingo

con el televisor encendido para que vean El Zorro / y se distraigan los muchachos

y luego el programa de concursos mientras comen

y un palo ensebado y un locutor ridículo el señor se gana un radio

y este aceite no brinca porque es Branca señora si no brinca

y hay que abandonar los lápices sin haber resuelto nada en el cuaderno

y luego la novela de las nueve

y el noticiero de las diez Vietnam que arde el humo del napalm

mientras pasan las horas y él no llega

y Cine para adultos y Mensajes en la noche y nada

hasta que el viejo Dodge de dos puertas vino tinto / se siente que regresa

(con que júbilo loco de corneta a medianoche

se escucha aquel frenazo con chispa en la parada seca)

que nos devuelve al primo bravo al héroe

con el pelo rapado y una mueca de rabia en la sonrisa

que no le duró empañada sino el tiempo

que le tardó en crecer de nuevo

la melena fuerte la alegría a este sansón.

y así como si nada / en sus bluyines

volvió a tener de loco la misma facha de bandido

de atlético peludo pendenciero los mismos ademanes

la misma cara / el mismo sobrenombre

de malandro retador.

Estos poemas forman parte del libro “Árbol que crece torcido” (1984; reeditado por Kalathos, 2014) de Rafael Castillo Zapata.

Disponible en: https://digopalabratxt.com/2018/02/11/siete-poemas-de-arbol-que-crece-torcido-de-rafael-castillo-zapata-caracas-1958/

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *