Caracas 27/08/25.- El Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Rómulo Gallegos (CELARG) fue, una vez más, el epicentro de reflexiones sobre la identidad venezolana y latinoamericana. El miércoles 27 de agosto, se llevó a cabo la segunda de tres sesiones del Seminario «La cultura del latifundio como expresión política neocolonial».
La profesora, filósofa venezolana e investigadora del CELARG, Alexandra Mulino, guió a las y los participantes a través de un análisis exhaustivo de cómo la cultura del latifundio ha moldeado las estructuras políticas de América Latina.

Mulino ofreció una visión que entrelazó historia, economía y sociología, revelando las raíces de la desigualdad que persisten en la región.
Durante su exposición, la profesora Mulino enfatizó la importancia de estudiar tres temas fundamentales: «la razón, la racionalidad y la lucha de clases».
Explicó que «la cultura del latifundio no es una etapa sino una comprensión cultural y social en términos normativos de las relaciones sociales de producción».
Mulino comentó que «el latifundio funciona a la cultura foránea, al imperialismo colonial y neocolonial».
Afirmó que «un enclave colonial es el latifundio y el enclave petrolero que crearon miradas, concepción del mundo valorativa y formativa neocolonial, que pervive hoy pero no logran anclarse en el país».

Acotó que vislumbrar la lucha por el socialismo en Venezuela pasa por determinar las relaciones sociales de producción que responden a los enclaves coloniales y neocoloniales.
También se refirió a obras literarias clave en la comprensión de esta problemática, como la novela «Después de Ayacucho» de Enrique Bernardo Núñez, donde se aprecia «una síntesis del latifundio, la traición a Bolívar y del campesinado». En cuanto a «Ídolos rotos» de Manuel Díaz Rodríguez, señaló que se desarrolla en la hacienda, como comunidad económico-social, y «traduce los valores de un sector de la clase pequeña burguesa venezolana”.