Caracas, Venezuela – 3 de agosto de 2025 – En el marco del 141 aniversario del natalicio de Rómulo Gallegos, la capital venezolana se convirtió en el epicentro de la literatura hispanoamericana con la celebración del XXI Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. El evento, que tuvo lugar en el Teatro 1 del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Rómulo Gallegos (CELARG), honró y premió al escritor argentino Vicente Battista por su obra «El simulacro de los espejos”.
La ceremonia contó con la participación de destacadas figuras del ámbito cultural, entre ellas el ministro para la Cultura, Ernesto Villegas; el presidente del CELARG, Pedro Calzadilla; el escritor y guionista argentino galardonado, Vicente Battista; el viceministro de Fomento para la Economía Cultural, Raúl Cazal, y Juan Antonio Calzadilla, miembro del jurado calificador que tuvo a su cargo la lectura del veredicto.
El momento cumbre de la noche fue la entrega del diploma y la moneda representativa del centenario de Rómulo Gallegos a Vicente Battista. En su discurso, el autor argentino elogió la resiliencia de la literatura y el legado del premio en la región.

«Toda esa política -en contra del Premio- que se llevó a cabo fue respondida duplicando el número de novelas que llegaron al Premio Rómulo Gallegos. La gente que sigue escribiendo respondió con novelas, celebro eso», expresó Battista, haciendo referencia a la historia del premio.
El escritor reafirmó el poder de la narración, asegurando que la novela “seguirá viva” a pesar del desasosiego de la sociedad moderna, siempre y cuando los personajes icónicos de la literatura continúen existiendo en el imaginario colectivo.

Con convicción afirmó que la literatura perdurará, ya que «en tanto quede una historia para contar la literatura seguirá viva», y enfatizó que el Premio Rómulo Gallegos es la prueba de ello.
Battista reveló que le hubiera gustado conocer a Rómulo Gallegos, no en un evento literario, sino de una manera más personal, para “escucharlo, aprender, compartir con él un largo café o un paciente vaso de vino”. Sin embargo, expresó su alegría por haber conocido a la hija y nieta del escritor, lo que le permitió “estar un rato con él”.
Hizo hincapié en que Gallegos fue un “enorme escritor” y un “buen hombre”, en el sentido que le dio Antonio Machado a la palabra «bueno».

El autor criticó la situación actual en comparación con el panorama optimista del Premio Rómulo Gallegos, en el contexto de la Revolución Cubana, que describió Mario Vargas Llosa en su discurso en 1967.
Señaló que “el cuadro es aún más desolador” que el que describió Mempo Giardinelli en 1993, ya que la gente ahora “ocupa su vista en distintas pantallas” y se comunica a través de “meras frases carentes de contenido”, lo que ha creado un “mundo incomunicado, sin emociones ciertas”.
Según lo expresado en sus palabras, el jurado que le otorgó el Premio Rómulo Gallegos describió su novela, “El simulacro de los espejos”, como “una obra de inspiración kafkiana, que crea una atmósfera opresiva muy particular y refleja algunos de los rasgos principales que definen a la sociedad contemporáneo”.
Battista prosiguió: “La presencia de poderes dictatoriales invisibles, la vigilancia consentida por los vigilados, la lógica del show contaminando permanentemente la política y la vida social, el diluvio de mensajes carentes de sentido, el vacío espiritual, así como la imposibilidad de proteger la intimidad de la mirada morbosa de los otros”.
Por su parte, Pedro Calzadilla, presidente del CELARG, ofreció un balance del certamen. Al inicio de su intervención, saludó a Sonia Gallegos, hija del insigne escritor, quien estaba acompañada por la nieta de Rómulo Gallegos y otros familiares.

Calzadilla destacó el arduo trabajo del jurado y subrayó la importancia del premio en el panorama literario del habla castellana.
«Este premio, entrañable, nos congrega. Nos gusta imaginar que quienes desde los centros imperiales diseñaron el plan de pulverizar todo… se equivocaron. Aquí estamos íntegros y vigorosos por el resultado de esta convocatoria”, aseveró.
Calzadilla destacó que en esta edición participaron 474 novelas de 32 países, con un significativo incremento en la participación de escritores venezolanos, que representaron un 15% del total de obras. Los títulos de autores venezolanos como “Voces de fondo”, de María Elvia González, y “El mar que me regalas”, de Jorge Rodríguez, se encuentran entre los nueve finalistas.
Comentó que en cuatro años se celebrarán los 100 años de Doña Bárbara y que, desde el CELARG, «emprenderemos la tarea de conmemorar y prepararemos un programa de investigación y divulgación de la obra completa de Gallegos».
El ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, inició sus palabras celebrando el Día del Trabajador y la Trabajadora Cultural. Villegas extendió un saludo y felicitación del presidente Nicolás Maduro Moros al escritor galardonado y resaltó el valor del premio como un acto de resistencia cultural e identidad.
«No pudieron ni con Gallegos ni con el pueblo de Venezuela. No es un premio para el mercado, es un premio para el libro que emancipa la conciencia y que acaricia el alma. Esa capacidad de convocatoria del Premio Rómulo Gallegos trasciende el océano y se difumina por el mundo diciéndole al pueblo venezolano que no está solo”, expresó.
Villegas continuó: «Esto es mister danger, el mismo ideado por Gallegos en su Doña Bárbara, y que todavía anda por allí en son de injerencia, y como bien describió Pedro Calzadilla, tratando de asfixiar esta hermosa diversidad que hoy se reivindica con la entrega de este premio”.
La celebración inició con una emotiva interpretación del Himno Nacional a cargo del Coro Juvenil del Orfeón Libertador de la Alcaldía de Caracas. También, la agrupación deleitó al público con un repertorio que incluyó piezas emblemáticas como «Epa Isidoro» de Billo Frómeta, «El Guapo» con música de Ángel Guanipa, y «La Zaranda» de Henrry Martínez.
